Sobre violencia sexual
Encuentra en esta página información sobre violencia sexual.
¿Qué es la violencia sexual?
Todo acto de naturaleza sexual forzado por el agresor con violencia o intimidación, sin importar su relación y sin que concurra el consentimiento libre y válidamente expresado de la víctima.
Tipos de violencia sexual
Violencia sexual física
Acoso sexual
Conductas de índole sexual en el ámbito laboral, docente o de prestación de servicios creando un entorno intimidatorio, hostil, degradante u ofensivo, afectando gravemente psicológica y físicamente a la víctima.
Exhibicionismo y provocación sexual
Actos lascivos, que atentan contra la libertad sexual y el bienestar de las personas, que buscan mediante la exhibición o la exposición de material pornográfico la estimulación sexual sin consentimiento de las personas a las que se dirigen.
Matrimonio forzado
Acto en el que una o ambas personas son obligadas a contraer matrimonio en contra de su voluntad, por presión familiar, dependencia económica o amenazas de violencia daño físico, exponiendo a las víctimas a sufrir violencia física, psicológica o sexual.
Agresión sexual
Realizar cualquier acto de naturaleza sexual sin consentimiento, utilizando la violencia o intimidación con la intención de debilitar la resistencia de la víctima, o forzarla utilizando la fuerza física.
Explotación sexual
Actos en los que se pretende el control, uso y abuso, para fines sexuales, de personas de todas las edades, géneros y orígenes, a cambio de un beneficio, causando graves daños físicos y psicológicos.
Mutilación genital femenina
Actos que implican la lesión o extirpación genital femenina por motivos no médicos, vulnerando el derecho de las mujeres a su salud e integridad física y generando daños físicos y psicológicos en muchos casos permanentes.
Violencia sexual digital
Ciberacoso
Es una forma de hostigamiento en línea que incluye el envío repetido de amenazas o falsas acusaciones, la publicación de mensajes amenazantes o falsos en sitios web, la vigilancia del ordenador etc.
Sexting o ciberacoso sexual
Difusión de imágenes de contenido erótico o pornográfico a través de la telefonía móvil o internet, sin la autorización expresa, para provocar o estimular a otros.
Sextorsión
Chantaje que sufre una persona con fotografías o vídeos de sí misma desnuda o captada en relaciones íntimas, que generalmente son compartidos previamente mediante sexting y/o sexcasting.
Happy Slapping
Consiste en la grabación de una agresión, física, verbal o sexual hacia una persona, que se difunde posteriormente mediante las tecnologías de comunicación.
Revenge porn
Difusión de imágenes o vídeos sexualmente explícitos de una víctima sin su permiso, como una manera de castigarla, o como una forma en la que él expresa su ira o su resentimiento por la ruptura de una relación de pareja.
Stalking
Acoso de manera insistente y reiterada que afecta de manera grave al desarrollo de la vida cotidiana de la víctima, alterando gravemente el desarrollo de la vida cotidiana de la persona acosada.
Grooming o ciberacoso sexual a menores
Conjunto de actuaciones tendentes a conseguir, por parte de un adulto, que una persona menor de edad se desnude, realice actos sexuales o le facilite un encuentro sexual directo.
Cyberdating
Concertar citas a través de medios online, llevando a cabo comportamientos y actitudes de naturaleza sexual que pueden resultar agresivas o molestas.
Exposición involuntaria a material sexual
Al usar internet, realizar búsquedas o descargar archivos en principio completamente inocentes, las personas usuarias se pueden encontrar con material de escenas sexuales o violentas.
Testimonios
María
16 años
Cuando llevaba tres meses saliendo con un chico un día me pidió que le enviara una foto de mis pechos. Me resultó un poco atrevido pero dada su insistencia y las promesas que él me había hecho desde el primer día, me pareció que podía ser algo divertido y confidencial entre los dos. Sin embargo, cuando recibió la foto cambió radicalmente su actitud conmigo, empezó a decirme que era una “guarra”. Me quedé totalmente desconcertada ya que había sido él quien me la había pedido la foto muy insistentemente y yo, finalmente, había accedido.
A partir de ese día todo se convirtió en una película de terror. Creó perfiles falsos en redes sociales y publicó mis foto, llegando a publicar mi información personal y datos de contacto. A partir de ese día un montón de chicos empezaron a enviarme sus fotos con desnudos e incluso algunos me llegaron a insinuar que me ofrecían dinero por tener sexo. No quería contárselo a mis padres porque ellos ni siquiera sabían que salía con un chico.
En ese momento se me vino todo encima. No sabía que hacer y finalmente se lo conté a mi hermana y me acompañó a la orientadora del instituto para contárselo. Ella me aconsejó que lo denunciara.
Karen
25 años
Era una noche de sábado y había decidido salir con mis amigas a una discoteca para desconectar un poco de la rutina. Estábamos todas disfrutando, bailando y riéndonos. De repente, sentí una mano que me tocaba el culo de forma descarada. Me giré rápidamente y vi a un hombre que me miraba con una sonrisa arrogante. Me quedé en shock, no podía creer lo que acababa de pasar. Sentí una mezcla de rabia y vergüenza, pero intenté mantener la calma para no arruinar la noche a mis amigas. Le dije que se apartara y seguí bailando, aunque ya no podía disfrutar igual.
Poco después, ese mismo hombre se acercó de nuevo y me susurró al oído comentarios obscenos. Sentí una profunda incomodidad y miedo. Mis amigas se dieron cuenta de que algo no estaba bien y me preguntaron qué había pasado. Al contarles, ellas reaccionaron de inmediato y quisieron enfrentarse al hombre, pero yo tenía miedo de que la situación empeorara. Decidimos hablar con el personal de seguridad del lugar, quienes afortunadamente actuaron rápido y lo expulsaron de la discoteca.
Esa noche, al llegar a casa, no podía dejar de pensar en lo sucedido. Me sentía sucia y culpable, como si de alguna manera hubiera hecho algo para provocar esa agresión. Mis amigas me animaron a hablar con un profesional para manejar mis sentimientos y entender que nada de lo que ocurrió fue mi culpa. Esa experiencia me hizo más consciente de la importancia de hablar y denunciar estos actos, por pequeños que puedan parecer.
Pilar
32 años
Había conseguido mi primer trabajo en una empresa grande y estaba muy emocionada por aprender y crecer profesionalmente. Al principio, todo iba bien, pero con el tiempo empecé a notar que uno de mis superiores, el jefe del departamento, tenía comportamientos incómodos conmigo. Al principio eran comentarios sobre mi apariencia, que aunque me hacían sentir incómoda, trataba de ignorar pensando que eran inofensivos. Sin embargo, un día, después de una reunión, se ofreció a llevarme a casa. Acepté porque llovía mucho y no quería mojarme. Durante el trayecto, empezó a hacer comentarios inapropiados sobre mi cuerpo y mi vida personal. Traté de cambiar de tema y mostrarle que me sentía incómoda, pero él seguía insistiendo. Finalmente, cuando llegamos a mi casa, intentó besarme a la fuerza. Logré apartarme y salir del coche rápidamente, mi corazón latía acelerado y estaba asustada.
A partir de ese día, su actitud en el trabajo cambió. Se volvió frío y distante, y comenzó a asignarme tareas imposibles de cumplir, criticando constantemente mi trabajo. Me sentía atrapada, ya que necesitaba el empleo y temía las repercusiones si hablaba. Después de varias semanas de mucha angustia, se lo conté a una compañera con la que tenía mucha confianza. Ella me animó a denunciar la situación a recursos humanos.
Aunque tenía miedo, decidí hacerlo. La empresa tomó medidas inmediatas y mi jefe fue suspendido mientras se llevaba a cabo una investigación. Fue un proceso largo y doloroso, pero al final, él fue despedido. Me di cuenta de la importancia de no quedarme callada y buscar apoyo.